Una de terror
El miedo
es el último en salir.
Ya se
han ido otras fieras de la madriguera, las he visto correr desesperadas como
murciélagos cuando se enciende la luz. Veloces como ratas.
La cueva
está vacía ya, excepto por él. Está allí agazapado, le temo, y me teme.
Aterrorizados uno del otro.
Quietos.
Alertas.
Tomados mutuamente.
Con la piel erizada.
Paralizados. No nos damos tregua. No nos abandonamos. No me deja entrar. No lo dejo salir.
El también está herido.
Aterrorizados uno del otro.
Quietos.
Alertas.
Tomados mutuamente.
Con la piel erizada.
Paralizados. No nos damos tregua. No nos abandonamos. No me deja entrar. No lo dejo salir.
El también está herido.
Dos
estatuas pétreas sosteniendo la quietud. Guardianes de la prisión del terror.
Recuerdo
en este momento a Jeff, cómo no recordarlo si es él quien trae consuelo hoy.
Con ese
rayo de luz que se enciende, decido mirarlo a los ojos.
Me
repugna y siento ganas de vomitar. Sus ojos están llenos de un dolor feroz que
lastima.
Mi cuerpo vibra y la hiena me salta encima. Atino a agarrarla con mis
brazos y separarla de mi cuerpo. Sus gritos y estertores y sus movimientos
convulsos la dan fuerza a mis brazos y la mantengo entre mis manos, enfrente de
mí. Le doy lo único que puedo darle, una mirada compasiva que nace de conocer
ese dolor y esa rabia y ese miedo.
Esa
compasión me ilumina y el monstruo, temblando de miedo, mientras su cuerpo
cimbra, como por acto de magia, se va achicando hasta ser un gato entre mis
manos extendidas.
No me
gustan los gatos, siempre les he temido. Pero convengamos que no puedo quejarme
ahora.
Lo dejo
a un lado, en el piso. Nos miramos con desconfianza y empiezo a buscar más amor
para aceptarlo, al menos. Como me pasó con los perros, antes.
Comienza
a maullar y temo a ese sonido agudo, a sus garras y a sus dientes. Nuevamente Jeff, para recordarme e iluminar
que no soy el miedo.
El miedo ha salido de la madriguera, de fiera ha devenido en gato.
El miedo ha salido de la madriguera, de fiera ha devenido en gato.
Aún ambos estamos en guardia.
¿Me alcanza
el amor para aceptarlo, dejarlo ir y en ese acto, liberarme?
©Silvia Iglesias
*"Jeff"es Jeff Foster
*"Jeff"es Jeff Foster
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