Celebración de mí misma
Yo te celebro a ti que vives en mí.
Honro cada célula de tu cuerpo y el ritmo de tu respiración.
Reconozco a tus ancestros, que te han depositado
amorosamente en este mundo.
Bendigo a tu descendencia, con quien volviste a nacer.
Vibro con cada una de tus emociones como si fueran hijos recién gestados.
Los recibo, los acuno y los amo. Y los miro hacerse solos a la mar.
Reverencio cada palabra que pronuncias en esta vida: vienen
del amor.
Me inclino ante tus actos que nunca pudieron haber sido
mejores.
Saludo a la gran capitana, la mente alerta, que te condujo
hasta acá,
y ya ha logrado soltar el timón.
Rindo honor a tu
entusiasmo, esa brizna de pasto siempre verde
que te volvió brillante a la luz del sol.
Elogio tu sonrisa que ha sabido tender puentes francamente
fuertes.
Admiro tu valor para
saltar un día del barco agonizante y nadar, siempre hacia adelante,
siguiendo la entrañable voz del instinto vital, aún con el miedo como ancla.
Destaco tu mirada de águila, el vuelo de cóndor, el instinto de loba, tu fuerza felina,
y te proclamo madre selva.
Condecoro las batallas que ganaste perdiendo.
Distingo cada uno de los sueños que supiste alimentar y
corono tu despertar.
Beso la estela que vas dejando desde la tierra al mar, por
el aire, cruzando el fuego.
Agradezco estar aquí, ahora, con vos.
©Silvia Iglesias
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